domingo, 24 de noviembre de 2013

Los zapatos equivocados O Una carta más a mi madre proletaria.


Kerida mía. Cuánto te agradezco que me hayas enseñado a ponerme los zapatos al revés.
Cuándo, te preguntarás.
Desde que decidiste engendrarme, en verdad hacerme aparecer en esto llamado sociedad, o vida o mundo.
Era todo tan equivocado por aquellos tiempos y tú decidiste equivocarte y de ahí en adelante nací con el zapato izquierdo en el derecho y con el izquierdo en el izquierdo.
Kerida Madre. Me enseñaste tanto sobre el trabajo, sobre el verdugo que es para los como nosotros y sobre lo digno que te hace el trabajar para Otro, un otro hijo, un otro hermano, un otro compañero.
yo creo que sin saberlo me enseñas tanto desde tus estudios incompletos de papel, pero desbordantes de vida y experiencia; me has enseñado tanto de convicción y pasión.
crecí con los zapatos puestos mal, pero nunca creí/sentí que así fuera…
¿Quién puede venir a decirnos cómo ponernos los zapatos?
¿Los jefes que has tenido toda tu vida? ¿Aquellos que han recorrido el mundo en cruceros gracias a tu trabajo?
¿Quién podría decirme que tengo mal puestos los tacones? ¿Aquellos que me obligaron a competir tras una pelota? ¿Esos mismos que nunca entendieron que yo tenía unos zapatos distintos y que querían cambiármelos a escupo y combo, a burla cuchillo y a palabra hombrona heteraca? ¿Esos mismo que hoy defienden lo que los explota y vanaglorian los frutos de una sociedad enferma y asesina?
¿Quién puede decirme que tengo los zapatos mal puestos?
Si tu mi madre proleta me enseñaste con dignidad a caminar sobre ellos. con dignidad sobre la equivocación.
Eso es otra cosa que agradezco a ti madre y a todas las madres que he tenido: el haberme enseñado a caminar sobre estos zapatos al revés, pero muy bien puestos.
Madre, Madres:
quiero que sepas que aunque me veas con zapatillas roñosas o zapatos de vestir;
Tengo los zapatos al revés
Tengo unos zapatos rojinegro muy bien puestos.
Quiero que sepas que voy a ir por el mundo uniendo y estrechando a los zapatos mal puestos,
somos muchos.
Quiero agradecerte sobre todo tu lucha…
Luchaste y aún luchas tanto, tanto porque no fuera un patipelado, que esa misma lucha hoy en día cruza todo mi ser… patipelado de zapatos mal puestos que va en busca de otros iguales.
Porque ten seguro, Madre, Madres, que si somos hijos de mujeres como tu,
la revolución está mucho más cerca de lo que crees.
El zapato equivocado de no saber de izquierdas, pero que al caminar se alinea siempre hacia ese lado y bien allá.
Agradezco tanto que me hayas enseñado a caminar sobre los zapatos equivocados.
Puedo decir, con las pechugas erguidas, que aunque moleste gracias a eso puedo ser hombre, mujer, trans, niño, niña, pobre, medio pobre, jamás rico y puedo ser todas los perseguidos de la historia sin sentir tantito de vergüenza, al contrario; y con todas/todos y contigo y mis zapatos equivocados voy en la búsqueda de como seguir imaginando y construyendo un mundo nuevo, que abriremos a puro taconazo, Mi Kerida Madre.