jueves, 3 de septiembre de 2015

Con el huevito todo es más rico, con “el huevito” hicimos calle y escribimos vida.


Con el huevito todo es más rico,
con “el huevito” hicimos calle y escribimos vida.

Corrían los tortuosos ochentas, y como con la estupidización de la televisión del Golpe Militar chileno, no teníamos suficiente, con mi hermano “el huevito”, nos aventábamos a la calle, él tenía 4 y yo 8 años, y Arica, la ciudad de la eterna primavera en Chile, era perfecta pa dos niños proletas con nada más ke la imaginación.
En la tele golpista salía una publicidad ke cantaba: “Con el huevito todo es más rico, en las comidas es exquisito, de mil maneras con el huevito, todo es más rico”. Yo cantaba y lo miraba y el y su GRAN cabeza ovalada lloraban. Pero no nos importaba, los como nosotros estamos acostumbrados a hacer las cosas llorando. Entonces salíamos a la calle y agarrábamos un cajón de tomates de por ahí, le pedíamos al vecino mecánico ke nos regalara unos rodamientos, robábamos cuerda del tendedero de ropa del conventillo y su imaginación cuatroañera me hacía entrar en la maravillosa construcción de una nave espacial o de un auto de carreras… clavos y piedra plana (que hacía de martillo) y bum, de la nada aparecía un increíble, pero de verdad increíble auto de carreras de formula uno de la pobreza.
Vivíamos a los pies del Morro de Arica, un cerro ke para nosotros y nuestro auto era el mejor combustible ke pudimos tener. Subíamos a la parte más alta de la calle Héroes del Morro, y desde ahí nos afirmábamos a la cuerda ke estaba en la mitad de nuestra nave-auto-carrera-espacial, yo iba adelante, era gordo y más grande entonces servía de freno.
Con el huevito, todo era aventuras
Con el huevito jugamos con la pobreza, no a la pobreza porke esa había ke enfrentarla…
A la noche cuando la mamá llegaba deslomada de su trabajo en la panadería, sabíamos ke venía un reto y un grito, así ke nos bañábamos para disfrazar las rasgaduras y las costras de las tardes cerro abajo en nuestra nave ciber-especial.
Hoy, 3 de septiembre de este inacabable año 2015, el huevito se titula de ingeniero en autos de carreras, naves espaciales y ejecutor de administración en redes.
Y mi imaginación, y nuestros juegos, y nuestras tardes de vagar, de compartir, de robar huevos, de ir a buscar raspes millonarios pa ir a los flipers, todas esas imágenes están volando en mi corazón y en mis ojos, a no sé cuántos kilómetros de distancia en este frío Distrito Federal, pa abrazarte.
Hoy junto a tu recuerdo y a mi admiración por ti estoy construyendo una nave espacial para abrazos. Estoy construyendo un auto de carreras de besos pa llegar hasta donde estás mi huevo kerido, mi huevo admirado, mi huevo con huevos.
Sí, estamos lejos.
Sí, estoy llorando.
Pero sí, también aprendí ke nada es un obstáculo porke desde ke éramos niños me diste alas y fortaleza…
Si estoy acá keriendo volar, porke no te puedo abrazar, fue también gracias a ke me enseñaste a construir con la nada el medio para volar donde quisiera.

Te felicito. Te admiro. Te abrazo.
Y te recuerdo ke no necesitamos nada para ser el huevito y el guatón, los hermanos macana soñadores.

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